¿Cómo afecta la construcción a la naturaleza?

En mayor o menor medida, todas las actividades realizadas por los humanos tienen un impacto medioambiental que no siempre es fácil de reducir y la construcción no es una excepción.

Las consecuencias sobre la naturaleza de la construcción de, por ejemplo, un edificio, se podrían concentrar en tres grupos: uso de recursos naturales, generación de residuos contaminantes y emisión y transformación del medio en el que se edifica.

  • Uso de recursos naturales. La construcción de dicho edificio requiere de elementos procedentes de la tierra de lo más variados. En primer lugar, están las materias primas necesarias para fabricar todos los materiales y productos para edificar como puede ser la madera, piedra, arena, fibra, celulosa, hierro, aluminio, cobre, etc. En segundo lugar, es necesario disponer de recursos durante el proceso de fabricación y elaboración de los materiales como, por ejemplo, agua. Y, en tercer lugar pero no por ello menos importante, se requiere de energía y materias primas (gas natural, petróleo o carbón, por ejemplo) para la extracción, el transporte, distribución y manufacturación.
  • Generación de residuos. El sector de la construcción está a la cabeza de los ámbitos económicos que más residuos generan en sus distintos estadios: la propia obra, el transporte en la zona, el almacenaje, la manipulación, etc. El impacto relacionado con esta acción tiene que ver con vertidos incontrolados, vertederos autorizados en los que se lleva una gestión incorrecta, su transporte y la obtención de nuevas materias primas por no haber reutilizado y exprimido al máximo los residuos que acaban en el vertedero prematuramente. En definitiva, la clave para reducir al máximo la generación y emisión de residuos está en reutilizar y aprovechar materiales, así como la posibilidad de transformar los restos en diferentes formas de combustible para la producción de energía.
  • Transformación del medio. Es evidente que se da una transformación en la localización en la que se edifica un bien inmueble, lo que tiene un impacto en los componentes del medio. Con las emisiones que se emiten al aire (desde el aumento de partículas en suspensión hasta el aumento significativo de los niveles acústicos de un lugar) se puede alterar la estabilidad del medio y la salud de los seres vivos que habitan en él. También se producen vertidos al agua, especialmente cuando se proceden a tareas de limpieza por los vertidos de productos peligrosos en sanitarios, desagües y en el suelo. Y, sin duda, uno de los medios más vulnerables es el suelo, en el que se puede perder su capacidad de regeneración de vegetación tras el vertido descontrolado de combustibles, aguas de limpieza o productos peligrosos, entre otros.

Sin duda, para reducir este impacto es necesario un cambio de nuestra mentalidad y considerar los residuos como algo más que restos inservibles, sino como bienes que debemos darles una segunda vida, indispensables para la sostenibilidad y el logro de una economía circular. 

Por ello, en Desobras aportamos nuestro granito de arena para reducir todo el impacto que generamos sobre la naturaleza y ¡le damos una segunda vida a las sobras de tus obras! ¡Te animamos a que navegues por nuestra plataforma y descubras todas tus posibilidades!

Residuos de construcción y demolición: qué son y algunos datos para pensar

Para los profesionales que conforman el equipo de Desobras no es ningún secreto que la construcción es uno de los sectores económicos que más volumen de residuos genera. De hecho, se estima que es el responsable de la producción de más de una tonelada por habitante y año.

El sector de la construcción supera los 20 millones de toneladas de residuos, de los cuales, algo más de 30.000 toneladas corresponden a los catalogados como peligrosos, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (2017). Si estos números no fuesen lo suficientemente significativos, el Ministerio para la Transición Ecológica indica, en su informe Prevención y gestión de residuos: Estudio preliminar de indicadores económicos, que los “residuos generados por las actividades de construcción y demolición, incluyendo la restauración de edificios, suponen más de una cuarta parte del total de residuos en Europa”.

El Ministerio para la Transición Ecológica define los residuos de construcción y demolición (RCD) como sustancias u objetos que se producen en:

  1. La construcción, rehabilitación, reparación, reforma o demolición de un bien inmueble (edificios, carreteras, puertos, aeropuertos, instalaciones deportivas o de ocio, etc.)
  2. La realización de trabajos que modifiquen la forma o sustancia del terreno o del subsuelo, tales como excavaciones, inyecciones, urbanizaciones o análogos.

Se estima que el 60-70% de estos RCD son materiales minerales como tierra, hormigón, ladrillo o cerámicos, seguidos de otros componentes como madera, metal, yesos o plástico, entre otros. De hecho, si estos residuos cuentan con la pureza suficiente y no están contaminados por sustancias peligrosas, se pueden (y se deberían) aprovechar para disminuir el consumo de otros recursos naturales. En general, se podrían clasificar en tres tipos: 

  1. Reutilizables. Es el caso de materiales como puertas, ventanas, chapas enteras, etc. Pueden utilizarse de nuevo tal y como se retiran de la obra (una vez realizados tratamientos simples de limpieza o recuperación) y con una prestación similar al original. 
  2. Reciclables en obra. Es el caso de hormigones, tejas o ladrillos, entre otros. Al procesarlos y añadirlos en otros procesos, se pueden utilizar de nuevo en la misma construcción.
  3. Reciclables fuera de obra. En este grupo se encajarían las maderas, plásticos o metales, elementos que por sus características pueden ser reutilizados en instalaciones específicas.

No podemos olvidarnos, que en las obras también se generan residuos peligrosos y altamente contaminantes que deben recogerse y enviarse a los gestores autorizados. Entre estas sustancias se puede mencionar algunas como:

  1. Las inflamables. Aditivos de hormigón, adhesivos, másticos y sellantes, entre otras.
  2. Las tóxicas. Adhesivos, másticos y sellantes, emulsiones alquitranadas, materiales a base de amianto, madera tratada con fungicidas o pesticidas, revestimientos ignífugos halogenados, equipos de PCB, etc.

Debemos recordar que, aunque es complicado no producir residuos en la construcción, desde dentro del propio sector, podemos ayudar a disminuirlos. Una mentalidad con las tres R (reciclar, reducir y reutilizar) como bandera es esencial: podemos tratar de reducir el consumo de ciertas materias primas y recursos, reutilizar materiales a través de iniciativas como nuestra plataforma, reciclar algunos residuos y tratar de enviar la mínima cantidad de residuos al vertedero, entre otras muchas iniciativas.

¿Cómo podemos reducir todo el desperdicio que generamos?

En Desobras.com nos preocupa todo el desperdicio que producimos día a día, tanto en nuestros domicilios como en las obras. Aunque no siempre es fácil, nos gusta poner nuestro granito de arena para reducirlo y aprovechar al máximo todos los bienes y materiales. Es así que somos el primer catálogo online colaborativo especializado en sobrantes de obras y restos de stock de materiales de construcción.

En este post incluimos algunos consejos para que, entre todos, combatamos el desperdicio y aprendamos a no malgastar los recursos de los que disponemos.

  1. Botellas, pajitas y bolsas reutilizables. Ahora está en boga el uso de botellas de cristal, acero inoxidable o de plástico, al igual que las tote bags o bolsas de tela para hacer la compra o simplemente llevar nuestras pertenencias. En cuanto a las pajitas, además de contaminar, pueden ser letales para algunas especies marinas. Por ello, una buena opción es invertir en unas que sean reutilizables o prescindir de ellas siempre que podamos. 
  2. Productos a granel. Con el consumo de productos a granel no solo evitarás almacenar cientos de botes de vidrio o generar montañas y montañas de plástico, sino que también será, en general, bueno para tu bolsillo y para tu cuerpo, ya que suelen ser productos menos procesados. 
  3. Compras con cabeza. Todos sabemos que pasear por los pasillos de cualquier tienda suele tener trampas a la hora de comprar productos que realmente no necesitamos. Por eso, te recomendamos que hagas una lista de la compra y también que hagas una planificación semanal o mensual de lo que precisas.
  4. Comercio local. Consumir productos y alimentos de proximidad ayuda a la economía local, pero también reduce costes y contaminación del transporte, por ejemplo.
  5. Envases reciclados. Comprar artículos que vengan en envases reciclados es un buen modo de promover el reciclaje y ayudar al medio ambiente.
  6. Haz compostaje. Es un modo de reciclaje que transforma la basura orgánica en material capaz de enriquecer plantas y cosechas o de luchar contra la contaminación.
  7. Usa plataformas o acude a tiendas de segunda mano. Reutilizar es tan importante como reciclar o ser consciente de la basura que generamos. Por ello, si no encuentras la manera de darle una segunda vida a determinado artículo, aprovéchate de alguna de estas aplicaciones de objetos de segunda mano. Hay casi tantas opciones de apps de segunda mano como de productos a vender y, entre ellas, ¡la nuestra!

Ahora que ya sabes algunas formas de reducir el desperdicio y aprovechar al máximo todos los objetos, ¿ves por qué Desobras.com puede ser una buena opción para vender los restos de nuestras obras o, por el contrario, para comprar el material que necesitemos?